3 diciembre, 2021 admin

Hoy nuestro país se encuentra en una encrucijada

Esta no es una elección presidencial más. La situación política actual demanda de toda(o)s y cada una(o) de nosotra(o)es una decisión fundamental. No se trata solo de lo que propone el programa presidencial de cada candidato dentro de las condiciones permitidas por la institucionalidad vigente. Esta vez está en juego el sentido de las instituciones que habrán de regirnos en las próximas décadas, así como las características del orden social implicado en ellas.

Tanto el proceso constituyente generado por la decisión soberana del pueblo de Chile en el plebiscito de entrada, como la elección de una amplia mayoría de convencionales constituyentes partidarios de un proyecto de transformación de las relaciones económicas, las instituciones políticas y la cultura autoritaria vigentes en Chile, podrían verse seriamente afectados si el líder del rechazo a este proceso asume la presidencia del país.

Más aún, las propuestas restauradoras de la institucionalidad instalada por la dictadura a través de la constitución del 80 y una serie de leyes complementarias podrían restringir nuestros derechos y nuestras libertades a niveles que no son tolerables por quienes trabajamos en la construcción de más y mejor democracia para Chile.

El problema no son las convicciones del candidato de la restauración autoritaria. Él está en su derecho cuando dice que se opone éticamente a cualquier forma de aborto, que considera que el matrimonio solo existe cuando se realiza entre un hombre y una mujer, que sexo y género no son realidades independientes o que las diferencias culturales no implican la existencia de varias naciones en Chile. Muchas personas piensan como él, y tienen derecho a vivir en consecuencia. Sin embargo, tenemos un problema cuando asumen que basta con una eventual mayoría parlamentaria para instalar sus convicciones en la vida de quienes no piensan de la misma manera. No es un problema que José Antonio Kast tenga las convicciones que tiene y quiera vivir conforme a las mismas, pero es un problema grave que no esté dispuesto a respetar las diferentes ideas de la vida buena que existen en el país. Cuando dice: “si usted no está de acuerdo con lo que pienso no vote por mí”, también está diciendo: “si obtengo los votos requeridos para ser presidente de la República y cuento con la mayoría parlamentaria que necesito para transformar mis convicciones en leyes, los que no piensan como yo tendrán que aguantarse”.

Las masivas demandas por una sociedad pluralista en las últimas dos décadas buscan que cada cual decida la vida que quiere vivir en igualdad de condiciones con toda(o)s la(o)s demás. Terminar con la exclusión, la discriminación, la explotación y los distintos tipos de abuso consagrados en nuestra legislación y nuestra cultura requiere de un gran acuerdo nacional que ofrezca las mismas posibilidades de desarrollo a las diferentes comunidades y personas, en condiciones de igualdad de estatus y paridad participativa. Esa es la sociedad de la dignidad que habrá de reemplazar la sociedad de privilegios y abusos que ha sido tradicional en Chile y se ha proyectado en el presente a través del ordenamiento neoliberal del país.

Como Sociedad Chilena de Psicología Comunitaria no nos perdemos en esta encrucijada. Solo uno de los candidatos asume en su programa la tarea de transformación democratizadora que es plenamente compatible con el proceso constituyente aprobado masivamente por el pueblo de Chile. Por esta razón llamamos a votar toda(o)s por Gabriel Boric este 19 de diciembre y, una vez que sea elegido, estar siempre vigilantes y exigir al nuevo Gobierno que promueva y apoye de todas las formas posibles la construcción de la sociedad plenamente democrática, equitativa y pluralista que hoy demanda una amplia mayoría de personas y comunidades en Chile.

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